La eficiencia energética se refiere a la relación entre la energía consumida por un producto y la energía que le fue aplicada. Bajo esta definición la creación de un sistema energéticamente sostenible comienza con un uso responsable de los recursos y continúa con el incremento en el uso de recursos renovables y el uso controlado de los no renovables mediante tecnologías avanzadas.
El monitoreo de los consumos es una herramienta que nos permite encontrar puntos críticos para darles solución y promover las buenas prácticas en los empleados utilizando los datos de consumo para estimularlos. Sin embargo, para muchas compañías la energía es considerada como un gasto general pagado por el departamento financiero que no está relacionado con el costo de producción ni es monitoreado para su posible reducción.
El uso eficiente de la energía tiene implicaciones en la competitividad de las compañías, en la estabilidad y vulnerabilidad de la economía y también en el empleo y en el medio ambiente entre estas implicaciones se encuentran: el incremento de la productividad, menores costos de producción, creación de un ambiente de trabajo más seguro, reducción de las emisiones ambientales, reducción de los riesgos ambientales, etc.
Algunos ahorros energéticos se pueden lograr inmediatamente y sin invertir grandes cantidades de dinero. Sin embargo, mantener e incrementar estos ahorros requiere el desarrollo de un programa o sistema de manejo energético y el compromiso de la gerencia. Estos programas son el conjunto de acciones que tienen por objeto lograr el uso racional de este insumo sin detrimento en el volumen de producción.
Las buenas prácticas generalmente pueden ahorrar grandes cantidades de energía especialmente en plantas viejas, tales como: Inspecciones para promover la conservación, programas de entrenamiento en la operación de equipos de alto consumo energético, programación de actividades en equipos de alto consumo energético, apagado de equipos cuando no se encuentren en uso, mayor control de procesos de calentamiento y enfrentamiento, instalación de equipos de monitoreo de energía, proteger tanques y tuberías con material aislante y reparación de fugas.
Los sistemas contables también pueden ser usados para motivar las actividades de ahorro energético. En muchas plantas, los costos de la energía van a cuentas generales y no por los departamentos que utilizan la energía, lo que proporciona pocos incentivos a los jefes de departamento para buscar ahorros energéticos.
En conclusión, gran parte de las actividades de ahorro energético dependen de las personas, desde la gerencia hasta la planta de producción necesitan estar comprometidas con el programa. Estos programas involucran entonces, liderazgo, medición y reporte, entrenamiento y revisión de los procedimientos estandarizados.
